¿Dónde me has metido,Vermeer?

La carta de amor . Vermeer. 1670

Un precioso cuadrito de unos 40 cm de alto. ¿Cuantas horas le dedicaste? ¿Hay algo fortuito en tu trabajo?

Una mujer de clase burguesa toca un laúd cuando la sirvienta le sorprende al entregarle una carta. No teníamos series de intriga entonces, de modo que, en una imagen fija se catalizaban  planteamiento, nudo y desenlace en un instante y, además, debía quedar un final abierto al misterio para asegurar la perdurabilidad de la verdadera obra de arte. Pero por Dios ¿qué me estás contando? 

Miremos de cerca. Esta es mi versión del culebrón cristalizado en el aquí y ahora:
Dicen los textos que comentan el cuadro en el museo que lo alberga que la dama mira expectante a la sirvienta. En otro texto leí, no recuerdo donde, que entre las dos mujeres hay una  mirada de complicidad cuando la sirvienta entrega a la señora una carta de un amante lejano. Así se interpreta gracias al paisaje marino que cuelga en la pared, a las zapatillas en primer plano y al mismo laúd que simbolizan el amor profano. Pero, pongámonos las gafas se plastilina y miremos a fondo esas expresiones.Yo no veo expectación ni complicidad, sino otra emoción. La sirvienta mira con una familiaridad socarrona que no parece que agrade a su señora que, a mi juicio, está más bien pillada en una situación inesperada. Se ha colocado además con un brazo en jarra, por encima y por detrás de la señora, quien tiene que girarse incómodamente para mirarla. Ahí no hay complicidad, lo que hay es una postura de dominio, una inversión de poderío social, el tema que está flotando en el aire de esta estancia la envalentona. Parece que dijera: ¿Qué? Mira tú, la mosquita muerta…Lo que desvela la carta es la existencia de un amante y así, la señora se ve juzgada por su sirvienta que ahora la mide por el mismo rasero que a cualquier mujer desbordada por la pasión carnal: Eres igual que yo y que todas podría decir.
Imagen manipulada para apreciar zonas oscuras 

Por qué pienso esto, ¿verdad? Fijaos donde nos ha metido Vermeer. Estamos dentro de un espacio muy oscuro (los laterales de una composición típica religiosa: un tríptico) revuelto, muy sucio, con trastos rotos: una sombrilla desvencijada, una silla elegante escondida porque tiene faltas, rotos. Y ahí, en el espacio de la servidumbre, donde se guardan los útiles de limpieza, la escoba que barre hacia adentro, en la sombra, nos coloca a todas las personas observadoras de su obra. Que tire la primera piedra quien no peque. Los churretes de grasa en la puerta que se abre a  la izquierda serán cubiertos por un lujoso cortinaje que ocultará todas las vergüenzas. Y atención, en esa puerta oculta a las visitas, al público, cuelga un mapa. Época de grandes viajes marinos, de descubrimientos. ¿Por qué colgaría Vermeer un mapa escondido en una puerta que accede a lo mas privado por vergonzante?... ¿Quizá alude a la exploración de otros mundos igual de desconocidos? ¿al descubrimiento (dejar de cubrir) del mundo interior? 
En el centro de la estancia luminosa, limpia y ordenada del espacio público, las protagonistas de nuestros dos lados: la luz y la sombra.


¿Y tú qué piensas? ¿no es enigmático? ¿qué claves nos da Vermeer para seguirle en su relato?, ¿te has visto pillada/o en tu sombra alguna vez?, ¿cómo la puedes iluminar si te interesa?

Comentarios

  1. Creo adivinar-con-la-mirada que en este cuadro de Veermeer se refleja, salvando las diferencias, eso de que "Los ricos también lloran". Esta vez nos trasladamos al XVII y en aquel entonces como hasta hace muy poco, se desconocía, se negaba a la mujer entre otros muchos, pero me interesa ahora señalar, dos aspectos: su capacidad intelectual y su sexualidad y una relación de ambos con su clase social. El espacio femenino estaba muy limitado y además parece que éste es "propio" en el que pueda tocar un instrumento. Espacio restringido y luminoso, limpio y ordenado, negado a la sirvienta que adopta una postura de "superioridad" porque descubre, sabe, conoce que su señora se permite cierto devaneo, es una casquivana, si es señora no es casquivana, si es casquivana, ella es superior, sabe el secreto y también más secretos de "desvanear". Vive en la luz mientras no salga del lugar reservado, organizado y puro, el resto, descuidado, oscuro e incierto no es para ella. No sabría desenvolverse en él. Vermeer nos descubre que lloran, pero pierden dignidad de clase. Bueno es mi mirada, atrapada en mi propia sombra y sugerida por tus propuestas. Gracias

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    1. Señalas aspectos muy interesantes que seguramente volverán a aparecer por este blog: la capacidad intelectual y la sexualidad en la mujer y la clase social.
      Vermeer es un indagador de lo femenino, se mete de lleno en el espacio femenino sin que se den cuenta sus personajes. Nos convierte en espectadoras/es, en voyeur junto a él, hombro con hombro. Testigos de su intimidad, de sus emociones. Y en ese lugar lanzamos una interpretación de lo que vemos.
      Gracias por la tuya, por tu mirada, Begoña.

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